Notas generales sobre la alimentación de vacas lecheras:

1- Clasifique las vacas según la etapa de lactancia o la cantidad de producción y aliméntelas de acuerdo a sus necesidades.

2- A lo largo del año, utilice un programa de alimentación que sea económico y equilibrado y que pueda satisfacer las necesidades del animal.

3- Para maximizar el consumo de alimento específico, utilice ingredientes alimentarios diversos y de buena calidad.

4- Regule la frecuencia de alimentación de las vacas y actúe de acuerdo al programa.

5- Las vacas tienen una preferencia especial por el uso de forrajes frescos y jugosos, que si están disponibles y son económicos, deben ser utilizados en la alimentación.

6- La composición de nutrientes de los ingredientes alimentarios es diversa y variable. Asegúrese de analizar en laboratorio los componentes de nutrientes de la ración formulada.

7- Proporcione agua limpia y potable de manera permanente a las vacas.

8- Proporcione condiciones ambientales adecuadas, especialmente en las estaciones de verano e invierno, para las vacas.

9- Realice cualquier cambio en la ración alimentaria de manera gradual.

10- Utilice raciones mezcladas (concentrado – forraje).

11- Asegúrese de que el forraje consumido sea fibroso y que los trozos de forraje estén bien triturados.

12- Tome las medidas necesarias para minimizar las pérdidas de alimento.

13- Para asegurarse de que la cantidad de alimento consumido en la ración sea suficiente, considere un margen de seguridad.

14- Al asignar trabajadores dedicados y responsables para el cuidado de la alimentación de las vacas, no cambie a los trabajadores de esta sección con frecuencia.

15- La alimentación con materiales olorosos debe realizarse generalmente de 0.5 a 2 horas después del ordeño.

16- No almacene el forraje por períodos prolongados y asegúrese de que no haya moho, hongos o cuerpos extraños al momento de consumirlo.

17- Para contrarrestar los efectos del consumo de cuerpos extraños, administre un imán o magneto al animal.

18- Siga con seriedad el programa de control de parásitos, especialmente los del sistema digestivo.

19- Al utilizar raciones que contengan partículas finas o harinosas, para mejorar el rendimiento del alimento consumido y prevenir pérdidas respiratorias, utilice materiales humectantes y aglutinantes como grasa o melaza.

– Período seco (2 meses finales de gestación)

Los programas de alimentación se basan en cinco etapas de producción del animal, como se detalla a continuación:

Desde el parto hasta 80 días después de este.

80 a 200 días después del parto.

200 a 305 días después del parto.

45 a 60 días antes del parto.

El grupo de vacas cuyo período seco está por finalizar tiene programas de alimentación específicos para una mayor producción y mantenimiento saludable de las vacas lecheras, de acuerdo a estas etapas:

Programas de alimentación en la primera etapa de producción:

Después del parto, la producción de leche aumenta rápidamente y alcanza su máxima cantidad en 6 a 8 semanas, pero el consumo de alimento no aumenta en relación a las necesidades de producción, de tal manera que la mayor cantidad de consumo de materia seca será de 12 a 15 semanas después del parto, por lo que la mayor parte de las vacas lecheras estarán en un estado de balance energético negativo durante 8 a 10 semanas. Las vacas de alta producción probablemente estarán en un balance energético negativo hasta la semana veinte o más.

La vaca lechera obtiene la energía necesaria para la producción de leche de sus reservas corporales, y durante este período su peso disminuye. La fase crítica de la alimentación de las vacas lecheras es desde el momento del parto hasta el pico de lactancia. Cada kilogramo de aumento de leche en este período resultará en 200 kilogramos más de leche en total durante el período de lactancia.

En este período, es esencial seguir las siguientes recomendaciones:

Evite cambios repentinos y rápidos en la ración que puedan causar problemas digestivos y comience los cambios graduales al menos dos semanas antes del parto.

Evite aumentar el concentrado hasta que se resuelvan las tensiones relacionadas con el parto y mantenga su nivel en un rango que permita a la vaca lechera recibir la cantidad mínima (18 a 19 por ciento ADF) mientras mantiene la salud del sistema digestivo y produce leche de calidad. El consumo de concentrado no debe exceder el 2 por ciento del peso corporal. La frecuencia de alimentación con concentrado debe incrementarse y cada vez debe alimentarse con una pequeña cantidad de concentrado.

Preste suficiente atención a la provisión de los nutrientes necesarios para la vaca lechera y a la relación correcta con la energía, de la cual una cantidad significativa proviene de las reservas de grasa corporal.

Para reducir la acidosis y otros problemas digestivos, utilice tampones químicos como bicarbonato de sodio.

Postergue factores estresantes como vacunaciones, baños contra garrapatas, etc., hasta después de que haya pasado el pico de lactancia.

El uso de suplementos de niacina que pueden haber comenzado durante el período seco debe continuar para las vacas de alta producción, ya que en este caso el consumo de alimento probablemente será mayor y la probabilidad de cetosis será menor.

Aumente el consumo de energía mediante la alimentación de suplementos energéticos como grasa y melaza.

Gestión de la alimentación en la segunda etapa de lactancia:

En este período, la vaca atraviesa la fase crítica del pico (peak) con la máxima producción, y las reacciones del animal vuelven a la normalidad, pudiendo mostrar sus capacidades productivas si cuenta con una ración equilibrada. En esta etapa, la gestión del establo debe revisar el estado corporal de las vacas en cuestión y, si se presentan casos anormales como el crecimiento excesivo de las vacas o una delgadez excesiva, se debe proceder a corregir la ración.

Gestión de la alimentación en la última etapa de lactancia:

La gestión de la alimentación de las vacas lecheras en esta etapa es más fácil que en las etapas anteriores, ya que en esta etapa el consumo de alimentos es mayor que las necesidades de producción de leche y la producción de leche está disminuyendo.

Las consideraciones que la gestión del establo debe tener en cuenta son las siguientes:

La pérdida de peso ocurrida al inicio del período de lactancia debe ser compensada de manera que la vaca al inicio del período seco tenga un peso adecuado.

Se debe hacer el máximo esfuerzo para mantener la lactancia en la medida de lo posible.

Las novillas jóvenes tienen necesidades especiales para su crecimiento. Por lo tanto, para fomentar el crecimiento en novillas de 2 años, se debe considerar un 20 por ciento y para novillas de 3 años un 10 por ciento más de nutrientes que la cantidad necesaria para el mantenimiento.

Para secar las vacas al final de esta etapa, se puede restringir la alimentación.

Gestión de la alimentación de vacas secas

Para preparar a la vaca para la próxima lactancia, se debe considerar un período seco. Con un período seco de 60 días, la producción de leche posterior será óptima para la mayoría de las vacas. Si el período seco es menor de 40 días, el tejido mamario no tendrá tiempo suficiente para regenerarse, y como resultado, la producción de leche en la siguiente lactancia no será ideal. Si el período seco es superior a 70 días, la vaca se volverá demasiado gorda, mientras que la producción de leche en la siguiente lactancia no será mayor y también habrá dificultades por la obesidad. Se dice que la eficiencia del consumo de energía para la formación de tejidos durante la lactancia es mayor que durante el período seco.

Se debe evitar la sobrealimentación de minerales, especialmente mezclas de tampones de sales de sodio, y el consumo de sal de mesa debe limitarse a un máximo de 28 gramos por día.

El consumo excesivo de sal provoca retención de agua en el cuerpo y la aparición de edema en algunas vacas, especialmente en novillas de primer parto.

El papel de la alimentación en la eficiencia reproductiva de las vacas

A veces, los ganaderos que han experimentado problemas reproductivos en sus rebaños se sorprenden de que estos problemas estén relacionados con la alimentación, aunque las deficiencias nutricionales o las raciones desequilibradas son una de las causas de la disminución de la eficiencia reproductiva. La falta de éxito en la eficiencia reproductiva puede deberse a enfermedades, intoxicaciones y problemas relacionados con la gestión. El calor y el estrés térmico, por sí solos, desempeñan el papel más importante en la debilidad de la eficiencia reproductiva en los rebaños que utilizan inseminación artificial.

A pesar de todos los avances en la ciencia de la nutrición, los problemas relacionados con la alimentación aún afectan la reproducción. Las vacas necesitan grandes cantidades de nutrientes al inicio del período de lactancia. Durante los primeros 120 días de lactancia, las vacas producen casi la mitad de su producción total y los nutrientes se utilizan para el mantenimiento y la producción de leche. Si estas necesidades no se satisfacen, la reproducción retrocede y se observa una disminución en el porcentaje de fertilidad. La clave para llevar a las vacas lecheras de raza a su máximo potencial genético para la producción de leche y al mismo tiempo mantener un nivel razonable y suficiente de gestación es proporcionar una ración equilibrada de forrajes y granos de calidad, así como minerales y vitaminas, y maximizar el consumo de esta ración. Hoy en día, muchos expertos consideran que los programas alimentarios son el principal problema en la debilidad de la fertilidad del rebaño. Las deficiencias de minerales, niveles insuficientes de vitaminas, desequilibrio de energía y proteínas, y el consumo excesivo de proteínas son reconocidos como factores de infertilidad y disminución de la eficiencia reproductiva.

Al estudiar los problemas reproductivos del rebaño, la alimentación siempre debe tenerse en cuenta. Sin embargo, dos verdades sobre la relación entre la alimentación y la reproducción deben permanecer siempre en nuestra mente.

La alimentación es solo uno de los factores que influyen en la disminución de la reproducción. Factores como debilidades en la detección de celo o problemas de salud en el establo y la salud de las vacas, cuando los problemas nutricionales no son evidentes, desempeñan un papel más importante que la alimentación.

Las vacas de alta producción responden más tarde a la inseminación que las vacas de baja producción y requieren más días abiertos.

Y la frecuencia de inseminación también es mayor. Esto significa que para resolver el problema de la fertilidad y la reproducción, debemos prestar más atención a la fisiología, la alimentación y la gestión que a la genética. Algunos de los factores nutricionales que influyen en la reproducción son los siguientes:

Energía

La energía consumida en muchos rebaños es el factor más importante que influye en la eficiencia reproductiva. La ingesta insuficiente de energía en novillas y vacas lecheras adultas al inicio del período puede reducir la fertilidad. Un exceso de energía al final del período de lactancia o durante el período seco puede provocar obesidad en las vacas y disminuir la eficiencia reproductiva en el siguiente período. A menudo, las vacas de alta producción al inicio del período de lactancia tienen un balance energético negativo porque no pueden consumir suficiente alimento para satisfacer sus altas necesidades de producción. De este modo, la energía almacenada en los tejidos corporales se moviliza y se produce pérdida de peso. Los factores asociados con este balance energético negativo se consideran razones para el fracaso en la fertilidad. El regreso al ciclo de celo depende del balance energético negativo en las tres primeras semanas de lactancia. Cuanto mayor sea el balance energético negativo, más largo será el intervalo hasta la primera ovulación. La falta de energía también aumenta la incidencia de celo silencioso. Otro punto es que uno de los factores que, bajo la influencia del balance energético negativo, provoca un aumento en la tasa de parición y disminución de la reproducción es la pérdida de peso al inicio de la lactancia. La puntuación del estado corporal también juega un papel importante en la determinación de la tasa de gestación (gordo=5, delgado=1), de modo que aquellos que tienen una puntuación de estado corporal ligeramente superior a uno tienen un intervalo de parición más largo y una tasa de gestación menor. Por otro lado, el consumo excesivo de energía también lleva a las vacas a la obesidad y, nuevamente, a problemas de disminución de la reproducción, de modo que en estas vacas también se observa una alta incidencia de retención de placenta. Asimismo, la contaminación de quistes ováricos también se observa en ellas, lo que son factores que reducen la eficiencia de la fertilidad.

Proteína

La deficiencia de proteína en las vacas lecheras causa celo silencioso y disminución de la gestación, de tal manera que también se reduce la producción de leche y el consumo de alimento. Si se añade proteína a la ración, después de 2 a 3 días se puede observar un aumento en la producción de leche, y por supuesto, las novillas son más sensibles a la deficiencia de proteína que las vacas adultas y de varios partos. Cuando la cantidad de proteína degradable en el rumen aumenta o el animal recibe poca energía, el amoníaco no se incorpora al sistema de proteínas microbianas y se absorbe en la sangre, de este modo, esta alta cantidad de amoníaco y urea en la sangre puede causar una disminución en la fertilidad.

Minerales

La deficiencia o el desequilibrio de minerales es otro de los factores nutricionales que reducen la eficiencia reproductiva. Es evidente que se debe proporcionar una cantidad suficiente de estos minerales en la ración, pero en general hay discrepancias sobre el umbral de deficiencia. Sin duda, el exceso también es perjudicial.

Fósforo: Este elemento tiene la mayor relación con la disminución de la eficiencia reproductiva. Los ovarios inactivos, la madurez sexual tardía y la baja tasa de gestación son el resultado de la deficiencia nutricional de fósforo, de tal manera que recibir del 70 al 80 por ciento de la cantidad necesaria y la reducción de fósforo en suero sanguíneo facilita el aumento del número de inseminaciones por cada gestación.

Calcio: La mayoría de los estudios sobre el calcio y su efecto en la reproducción se relacionan con la proporción de calcio y fósforo. Las proporciones de 1 a 1.5 y de 1 a 2 de calcio a fósforo no han tenido efecto en la reducción de la fertilidad, sin embargo, se debe tener en cuenta que la cantidad consumida de cada uno de estos elementos por la vaca es de gran importancia. Para las vacas lecheras, siempre se debe proporcionar una cantidad suficiente de este elemento, y para las vacas secas también se debe alimentar con el nivel óptimo y más adecuado de calcio y fósforo para reducir la incidencia de fiebre de leche, ya que las vacas que sufren fiebre de leche requieren el doble de ayuda durante el parto en comparación con las que no la padecen y son 2.4 veces más propensas a desarrollar metritis, por lo que intentar reducir la fiebre de leche contribuye significativamente a maximizar la tasa de gestación.

Selenio: El suelo es una de las fuentes pobres en selenio, por lo que los productos agrícolas cultivados en estos suelos también tienen esta deficiencia. Esto es especialmente evidente cuando la ganadería se realiza en un sistema de cultivo e industria. La deficiencia de selenio es uno de los factores que causan retención de placenta, y se puede prevenir esta afección junto con vitaminas. Alimentar 1 miligramo de selenio a las vacas que tienen deficiencia de selenio puede resolver este problema. La deficiencia de selenio también puede ser un factor de aborto.

Yodo: El efecto del yodo en la glándula tiroides puede ser relevante para la reproducción. Se debe asegurar que cada vaca reciba de 15 a 20 gramos de yodo diariamente. Los problemas asociados con la ingesta de yodo incluyen aborto, disminución de la resistencia a enfermedades e infecciones.

Vitamina A:

Es una vitamina que promueve la salud de los tejidos durante la gestación. En caso de deficiencia, pueden ocurrir retrasos en la madurez sexual, abortos, fetos muertos o débiles, retención de placenta y metritis. Las vacas que reciben forraje de mala calidad o deficiente en vitamina A deben recibir esta vitamina en forma de suplemento alimenticio.

Entre los alimentos, los forrajes verdes y frescos son fuentes de esta vitamina. El silo de alfalfa también se considera una fuente de beta-caroteno, mientras que el silo de maíz es una fuente pobre. Otros problemas que la deficiencia de beta-caroteno puede causar en vacas y novillas incluyen:

– Retraso en el regreso del útero a su estado normal después del parto.

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